¿Qué son Simbióticos? Sus usos en dermatología y gastroenterología.
Los simbióticos son alimentos o productos creados en laboratorios que en su composición incluyen probióticos y prebióticos y potencian, sobre todo, su efecto beneficioso para la salud intestinal. Un ejemplo serían los preparados lácteos ricos en fibra fermentados por bifidobacterias. los productos de fermentación láctica como el kimchi coreano, el chucrut del col y los derivados de la soja como miso, tempeh.
A largo plazo el consumo regular de simbióticos diversos ha demostrado mejorar la salud en adultos mediante la reducción de la incidencia y severidad de las enfermedades respiratorias durante la temporada de frío, lo que sugiere un efecto sinérgico entre probióticos y prebióticos.
Por otra parte, los simbióticos son capaces de alterar la composición de la microfauna y funga del colon, reduciendo los procesos inflamatorios en la mucosa del intestino. Tienen el potencial para inducir la remisión en las enfermedades inflamatorias del intestino. En pacientes sometidos a cirugía, se ha demostrado que algunos simbióticos son capaces de prevenir las infecciones bacterianas.
Un producto solo puede ser denominado simbiótico si está perfectamente caracterizado y ha demostrado inducir un efecto beneficioso superior al de la suma de los generados separadamente, por sus integrantes. Un ejemplo bastante popular de este tipo de productos es la combinación de microorganismos del género Bifidobacterium o Lactobacillus con fructo-oligosacáridos. Estos determinan un aumento de la supervivencia e implantación de los microorganismos vivos de los suplementos dietéticos en el sistema gastrointestinal.
Sus usos en dermatología
Los alimentos prebióticos han tenido recientemente un protagonismo en el tratamiento complementario y prevención de la dermatitis atópica, pero ¿en qué se basa su empleo?
Durante el embarazo existe un desequilibrio Th2-Th1 con un incremento de diversos tipos de interleucinas (IL4, IL5, IL13) y disminución del interferón γ (IFN-γ). Los recién nacidos que mantienen este desequilibrio, predominio de la subpoblación linfocitaria Th2, tienen una mayor tendencia a producir enfermedades alérgicas.
Paulatinamente, en los primeros meses de vida se produce un cambio a Th1 debido a la maduración de células presentadoras de antígenos y a una mayor producción de IL12 e IL10. Para que esta maduración se lleve a cabo es fundamental el estímulo de bacterias y de la microbiota intestinal. De ahí que el tubo digestivo está alcanzando un gran protagonismo en el desarrollo de la atopia.
Es un hecho bien establecido que el tubo digestivo del recién nacido es estéril y que sufre una colonización a partir de la tercera semana que se completa en el tercer mes. Poblaciones altas de colonización intestinal determinan una menor incidencia de enfermedades alérgica. Niños sometidos a tratamiento antibiótico, por el contrario, presentan una mayor tendencia a padecerlas. En la actualidad estamos asistiendo a una menor tasa de colonización intestinal, que además ha cambiado, ya que antiguamente existía un predominio de Escherichia coli y enterobacterias, mientras que actualmente predominan bacterias grampositivas con menor capacidad de estimular Th1. Por tanto, las medidas encaminadas a la instauración de una población intestinal adecuada deben repercutir sobre una menor incidencia de los procesos alérgicos. Consecuentemente, los probióticos determinarían un aumento en la población bacteriana intestinal, un estímulo de la subpoblación Th1 y una menor aparición de enfermedad atópica.
Sus usos en gastroenterología
Teóricamente, los simbióticos tienen un mayor efecto beneficioso sobre la biota intestinal que los probióticos y los prebióticos en forma aislada. Esto se debe a que reducen el pH, promueven el crecimiento de bifidobacterias y de la acción protectora (mediante la inhibición de microorganismos potencialmente patógenos), favorecen la estabilización del entorno intestinal y aumentan la liberación de ácidos grasos de cadena corta (AGCC).
Se conocen dos modos de acción simbiótica:
Acción mediante la mejora de la viabilidad de los microorganismos probióticos. Los simbióticos desencadenan una reducción de la concentración de metabolitos indeseables, así como una inactivación de nitrosaminas y sustancias cancerígenas. El uso de simbióticos permite un aumento significativo de los niveles de compuestos tales como: ácidos grasos de cadena corta, cetonas, disulfuros de carbono y acetatos de metilo, lo que puede tener un efecto positivo en la salud del huésped.
Acción a través del aporte de específicos efectos saludables. Los simbióticos presentan efectos antibacterianos, anticancerígenos y antialérgicos. También contrarrestan los procesos de descomposición intestinal y previenen el estreñimiento y la diarrea. Asimismo, pueden ser muy eficaces en la prevención de la osteoporosis, en la reducción de los niveles de grasa y glucosa en la sangre, en la regulación del sistema inmunológico y en el tratamiento de los trastornos cerebrales asociados con función hepática anormal.
La potencial acción beneficiosa de la intervención con simbióticos ha tomado una importante atención en los últimos años por su contribución al desarrollo de un sólido mutualismo entre el huésped y su microbiota. Así, están surgiendo nuevos ensayos clínicos contrastados sobre el uso de los simbióticos en diversas poblaciones para demostrar sus efectos beneficiosos para la salud.
El tracto gastrointestinal es indudablemente el área más expuesta a microorganismos y antígenos dietarios. El epitelio intestinal es un importante componente de la barrera de la mucosa intestinal, el cual debe discriminar adecuadamente entre bacterias patogénicas y no-patogénicas. La flora bacteriana intestinal tiene un efecto condicionador sobre la homeostasis del intestino, entregando señales que regulan el epitelio, el sistema inmune de la mucosa y la actividad neuromuscular del intestino. Estudios han demostrado que la flora bacteriana comensal y sus componentes, son factores importantes en la patogénesis de varias enfermedades gastrointestinales, tales como la enfermedad inflamatoria intestinal, síndrome intestino irritable, cáncer de colon, enfermedad hepática crónica. Aunque estudios experimentales han demostrado que prebióticos, probióticos y simbióticos ejercen efectos antibacterianos, modulación inmune y antiinflamatorios, lo cual puede ser beneficioso en algunas enfermedades gastrointestinales, su real papel en el ser humano aún debe ser evaluado. Porque no todos poseen el mismo efecto terapéutico, colonización con específicos probióticos y simbióticos (incluyendo la ingeniería bacteriana para secretar citokinas anti-inflamatorias y restaurar la flora comensal y la tolerancia intestinal) podría ser la próxima estrategia para el tratamiento de las enfermedades gastrointestinales y otras enfermedades inmunológicas.
Escrito por: Mariana Valverde
Revisado por: Penélope Gómez